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viernes, 25 de diciembre de 2009

TERAPIA (cap. 3)


Los Cullen me matricularon en la escuela de Forks, Esme no quería que dejara de estudiar, ella en verdad era muy amable conmigo así que decidí hacerle caso.
Habíamos dicho que yo era sobrina de Carlisle y que mis padres me habían mandado a vivir con ellos mientras estaban de viaje.
Los meses pasaban y la vida se había vuelto una sana rutina: iba a la escuela y por las tardes salía con Alice o me quedaba en casa tocando el piano con Edward que se había convertido en mi tutor. Aunque Jasper era muy solitario, o eso me había dicho Emmett me sorprendió que hablara conmigo e incluso dábamos unos paseos por el bosque mientras me contaba historias sobre peleas en las que estuvo. También me contó sobre cómo con ayuda de unos chicos que se convertían en lobos pudieron detener a los neófitos que los atacaron hace tres años. Me habló sobre el tratado y de sus límites.
Un día después de clases fui a caminar sola al bosque, en verdad era bonito y tranquilo, caminé hasta llegar a los límites y me senté bajo un árbol para disfrutar del paisaje.

-¿Por qué te gusta estar sola?
Entre los árboles salió un chico moreno, iba con unos pantalones rotos, una playera negra y sorprendentemente iba descalzo, llevaba el cabello algo largo y por lo que me había dicho Jasper él debía ser Jacob Black, el tipo que se había enamorado de Bella cuando era humana.
-Por el mismo motivo que tu, Jacob
-¿Ah si?- llevaba una ventaja: sabia su nombre- y según tu ¿porque estoy solo?
-Por lo de Bella- Jasper ya me había contado toda la historia- al parecer solo así estas a gusto. Pensé que el se iría, pero al contrario, se sentó frente a mí, del otro lado del límite
-Tú sabes mi historia, es justo que yo sepa la tuya. Ni si quiera se tú nombre.
-No tengo por que decírtelo. Callé, no estaba lista, pero cuando le iba a decir que no era de su incumbencia lo mire a los ojos, jamás lo había hecho, nos quedamos así un rato. Cuando por fin logre apartar la mirada, me sentí confundida y no era la única, el me miraba de una manera extraña.
-¿Qué?- esto era incómodo
-Nada… ¿me vas a decir sí o no?
-No creo que te importe
-Solo siento curiosidad, ¿qué es lo que te convirtió en… esto? Vamos, solo quiero ser amable, ya sabes, un hombro para llorar
-Eso se te da muy bien ¿no?, apuesto a que vienes a hacer tu trabajo, investigas y te vas
Me levanté y estaba a punto de irme cuando el me tomó de la mano, era muy cálida, me gustaba como se sentía, y al volverlo a ver a los ojos mi voluntad se hizo trizas
-Por favor- me miraba con unos ojos sorprendentemente brillantes- por favor.
Me soltó y se sentó en el pasto, después de pensarlo un poco también me senté.
Trate de relajarme, era difícil saber por dónde empezar.

-Me convertí hace casi un año, el día de mi cumpleaños número 16. Mi nombre es Madeleine Hitchcock, vivía en New Jersey junto con mis padres y mi hermano Tom.
Respiré hondo y seguí.
Al principio del curso pasado, entro un nuevo alumno se llamaba Gerard, el era un año mayor que yo, me llamo la atención, un día iba camino a mi casa y me lo tope, empezamos a platicar, eso pronto se hizo una costumbre, hasta que nos hicimos novios, era todo lo que podía haber pedido, o eso creía, cambie por él, mis padres no lo querían, perdí a mis pocos amigos, pero no me importo, lo tenía a él.
Un día me preguntó que estaría dispuesta a hacer por él, yo le dije que todo, me puso a prueba: me enseñó lo que era y me preguntó si quería ser como él, tan ciega estaba que acepté. Arreglamos que mis padres me dieran permiso para irme a un campamento en vacaciones de Navidad, ellos como me querían alejar de el aceptaron. Nos fuimos a una casa que tenía en las montañas, el me empezó a explicar todo lo que tenía que saber, cuando llego mi cumpleaños… Gerard me convirtió. Me ayudo a controlarme, me enseño a cazar animales. Al principio fue difícil, pero yo confiaba en el ciegamente, así que poco a poco aprendí a controlarme, al final de las vacaciones ya lo dominaba, tal vez era mi deseo de volver con mi familia lo que hizo que no me volviera loca y los atacara.
Pasaron cinco meses, y un día cuando íbamos a cazar nos encontramos a una de nosotros, se llamaba Alison, aunque no me cayó bien a Gerard si, un día antes de que acabaran las clases, encontré a Gerard y a Alison besándose, trate de tranquilizarme y le eche la culpa a ella, él era incapaz de hacerme eso pensé, dos días después el se fue con ella. Me destrozo profundamente, no era capaz de hacer nada, me deprimí, mi mamá se preocupo y trato de ayudarme, no la deje, mi padre decía que era solo una etapa, que la superaría pronto. Un día ellos decidieron llevarme a un parque de diversiones, creo que la idea fue de mi madre, cuando íbamos de regreso…
-¿Qué paso?
-Un borracho se estampo con nuestro auto… murieron al instante, salí lo más rápido posible de ahí, tenía miedo de no poder controlarme, así que fingí que me había quedado sola en casa haciendo tarea… después de un mes me fui de ahí.
No sé que me pasaba, ¿por qué le contaba todo a él? Pero noté que al hacerlo la carga que sentía en mis hombros se había aligerado.

-Así que vendiste tu alma por alguien que no valió la pena, si que estás loca
-A veces uno hace locuras por amor, además como si tú hubieras hecho cosas iguales o peores con tal de retener a Bella.
-Es distinto, yo la quería
-Yo también quería a Gerard, así que es lo mismo
-¿Y ahora que vas a hacer?
-Nada simplemente continuar mí… existencia como si eso no hubiera pasado, ya sabes, acabar la escuela, fingir que tengo edad para la universidad, conocer el mundo. ¿Y tú? Digo, además de ser un miembro de una manada, ¿Qué es lo que quieres?
-Ni yo sé que es lo que quiero.

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