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sábado, 26 de diciembre de 2009

FUEGO (cap. 9)

El señor comenzó a murmurar cosas que no entendía, era un lenguaje que en mi vida había escuchado. Después de lo que sentí como cinco minutos un rayo cayó justo en medio del círculo que habíamos formado, a pesar de eso nadie se movió. En ese instante empezó a producirse un ligero humo del lugar del impacto, pero era curioso parecía llevar un ritmo distinto al del viento, hasta que poco a poco fue tomando una consistencia más densa hasta tomar forma humana. Estaba de espaldas por lo que no entendía por qué los lobos pusieron una cara de sorpresa.

-Bienvenido Ephraim Black, esta noche te he convocado para hacer algunos ajustes del tratado que un día hiciste con el clan de los "fríos"

El ser de humo no dijo nada, solo se dedicó a observar a los chicos hasta que lentamente se dio la vuelta y quedo frente a mi, mis ojos no podían creer lo que veían, ¡era idéntico a Jacob!, solo que el ser tenía el cabello más largo y Jacob lo llevaba a la altura de la barbilla. El al verme sonrió.

-Madeleine Cullen- su voz pronunció mi nombre, a pesar del parecido con Jacob su voz era profunda y producía una especie de eco, que a mi parecer era algo perturbador. Alzó su mano en mi dirección y me tocó la mejilla, se sentía una especie de carga eléctrica.- Al fin puedo verte.

Después de bajar la mano volteó a ver al resto de los Cullen.

-Ephraim Black- el tipo que parecía el mayor comenzó a hablar- te pido que me permitas dejar mi cargo como líder de la manada


-Sam Uley- respondió- se por que haces esto, así que acepto, te deseo suerte y espero que siempre que se te necesite acudas a ayudar a tu pueblo- volteó a ver a Jacob- ahora es tu turno de que asciendas como líder, es algo que llevas en las venas, espero sepas mandar como alguna vez lo hice yo.

-Así lo haré- respondió mirándolo al rostro, ya estaba hecho: el estaba comprometido a odiarme.

Ephraim Black volteó a vernos- Veo que son más desde la última vez que nos vimos.

-Así es, desde luego, estamos cumpliendo con lo prometido- respondió Carlisle- aunque seamos más, siempre guardaremos esa promesa. Cada miembro de mi familia está obligado a respetar el tratado.

-Me alegra saber que todo esté en orden, solo una última cosa. Jacob acércate- él lo obedeció- sé lo que tu corazón guarda, a pasar de que no lo has compartido con tus hermanos, no tengas miedo, eso que sientes no será mal visto ya que hace tiempo ya pasó. Ella te corresponde, no dejes que eso que ambos sienten los haga infelices. Pero han de saber que tarde o temprano tendrán que separarse ya que la muerte no perdona, ni siquiera a seres como ustedes.
Dicho esto el ser se desvaneció dejando un silencio entre todos nosotros. Después de lo que parecieron ser horas todos recordamos donde estábamos así que cada quien se fue por caminos distintos, yo no quería ir a la casa así que comencé a correr.
Cuando amaneció me pareció que ya estaba en Canadá, donde me encontraba era precioso, un bosque en el que sentía una paz irresistible. Seguí caminando hasta que algo se movió atrás de mí. Voltee y vi a Jacob frente a mí.
-Tenemos que hablar
-Tú dirás- respondí
-Lo que mi bisabuelo dijo me puso a pensar, ¿en verdad sientes lo mismo que yo?
-No sé a qué te refieres- no podía verlo a los ojos.
-Me refiero a la enorme necesidad de estar contigo, Madeleine, desde que hablé contigo esa vez, despierto diciendo tu nombre y me duermo pensando en ti, paso el día extrañándote y cada vez que te veía en el bosque sentía como si tú fueras lo que yo he estado esperando, así que quiero saber si tu también sientes lo mismo que yo.
-Jacob, yo no puedo dormir, pero paso cada minuto del día viendo tu rostro en todas partes, escucho tu voz nombrarme, creí haber conocido el amor hace tiempo pero ahora sé que eso no era nada comparado a lo que siento por ti- me acerqué a el y tome su mano- Jacob, si yo pudiera te daría mi corazón, pero creo que hace tiempo que dejo de latir.
-Entonces yo te daré el mío por que yo sin ti no quiero vivir- en ese instante Jacob Black, el nuevo líder de la manada Quiletude me besó.
No fue como besar a Gerard, esta vez sentí como algo dentro de mí pedía más, podía sentir las manos de Jacob tomando mi rostro y mis manos recorriendo el suyo. Pude sentir sus labios recorrer mi cuello y cuando el susurró mi nombre supe que yo quería estar con él por el resto de mi existencia. Sentí su pasión salir por sus poros y el calor que el desprendía era lo más maravilloso que jamás había percibido desde que me había convertido en vampiro.
Desde ese momento todo lo malo que me había pasado quedo eclipsado por la felicidad de saber que Jacob era mío.

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