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viernes, 25 de diciembre de 2009

RE*ENCUENTRO (cap. 4)

El día de mi cumpleaños había llegado y como Bella me advirtió Alice iba a tirar la casa por la ventana para hacer una fiesta. Como eran vacaciones no invitaron a nadie, la verdad era que yo no tenía amigos en la escuela, pero eso no me importaba, yo tenía a una familia que me quería.
Emmett llenó la casa de globos dorados, Jasper me regaló un dije en forma de estrella, Rosalie y Esme ropa muy bonita, Bella me regaló unos libros que prometían mucho, Edward una guitarra, le había contado que tenía una pero la había dejado en mi anterior casa y no me atrevía a ir por ella; Carlisle me dio una pintura que el mismo hizo y Alice me regaló una colección de perfumes maravillosa.
Edward me dedicó una canción muy linda y luego tocamos juntos. Por unos instantes olvidé todo.
Al final de la fiesta nos sentamos en los sillones.

-Gracias por todo esto, en verdad significa mucho para mi.
-Que bueno que te gustó-dijo Esme con una gran sonrisa.
-Creo que ya llegó el momento de que les cuente mi historia
Todos me escucharon atentamente, fue lo último que necesitaba para sentirme bien completamente. Al finalizar el nudo en la garganta había desaparecido.
Creí que después de eso iban a tratarme diferente, pero no fue así.
Seguí con mi rutina de ir al bosque y a veces me encontraba con Jacob y sus amigos haciendo guardia, al parecer la platica entre los dos había quedado olvidada por que él me ignoraba.
Trate de mostrarme indiferente a eso y seguí con mis vacaciones como si nada. Un día antes de Navidad fui al pueblo por velas que me había pedido Alice, cuando iba de regreso me detuve frente a una tienda de guitarras.
-Si quieres una, yo encantado te la compro- esa voz jamás la olvidaría.
Di la vuelta y frente a mi se encontraba la criatura que en algún momento fue mi perdición. Hermosa como un ángel y frió como un tempano, al parecer el tiempo que estuve lejos de él hizo que tuviera fuerzas para no rendirme ante él. Gerard era un tipo alto, como todos los vampiros eran pálido a más no poder, tenía el cabello negro y siempre lo llevaba despeinado, sus ojos miel eran mi perdición, pero lo que sin duda era lo que más adoraba de él era su voz profunda.
-¿Qué demonios haces aquí?
-¿Así me das la bienvenida amor? Yo que pensaba que ibas a alegrarte.
-Siempre das las cosas por hecho antes de tiempo, grave error.
Di media vuelta y me dirigí a casa, el me siguió
-No, en serio ¿qué haces aquí? - seguíamos avanzando a la casa de los Cullen cada vez más rápido porque ya no había nadie viéndonos
-Solo me di cuenta de mi error, jamás debí irme, así que vine por ti. Tengo todo listo, primero iremos a Inglaterra, como siempre quisiste, luego…
-¿Y quien dice que yo voy a decir que si?
-Vamos Madeleine no seas orgullosa, o que ¿quieres que me hinque? Bien, lo haré.
-Gerard, deja de hacerte el payaso, entiende, no me voy a ir. Me gusta este lugar…
-Entonces me quedare contigo.
-Pero yo no quiero que te quedes-él se acerco a mi- es mejor que te vayas, no tienes nada que hacer aquí…
El me callo con un beso, trate de zafarme, el siguió, me tenía bien sujeta, parecía estar dispuesto a convencerme de que yo lo seguía queriendo, ¿Y si tenía razón? Tal vez el sentimiento seguía ahí… así que le correspondí
Cuando nos separamos, vi en sus ojos que era sincero, el estaba arrepentido, si me quería, pero había algo que no me permitía irme con él.

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